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SANTA CECILIA Y LA MÚSICA​

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A Cecilia de Roma, que pasó a la historia como Santa Cecilia, se le dedica cada  año el día de la música. Se conmemora que el 22 de noviembre (de entre los años 180-230 d.C.) fue el de su fallecimiento.
De ella se sabe que perteneció a una noble familia romana, y que murió torturada por su conversión al cristianismo.
Según explican las actas, la joven se convirtió a la nueva religión surgida de los seguidores de Cristo. Los padres la casaron con un noble pagano y, en la misma noche de bodas, ella le hizo saber que se había entregado a Dios. 
Cecilia fue condenada a morir ahogada en el baño de su vivienda, quemándola con agua hirviendo. Sobrevivió. Por ello decidieron que la mejor manera de matarla era usando la decapitación. Después de varios intentos tampoco lo lograron. Sobrevivió durante tres días más,  finalmente murió el 22 de noviembre, cantado plegarias a su Señor y tocando algún instrumento musical, como la cítara, el arpa o la lira.
De ahí que, ya en 1594, el Papa Gregorio XII la canonizara y le asignara el patronazgo de la música. Desde entonces se celebra este día como el de la música en todas las partes del mundo.
En nuestra ciudad se le da una especial relevancia, ya que estamos representados por varias asociaciones musicales como las Sociedades, coros, bandas de marcha, orquesta de pulso y púa, tabal i dolçaina, conservatorio.
La gran mayoría de agrupaciones y centros oficiales de música rinden homenajes a su patrona con intensos programas que alternan los tradicionales conciertos sinfónicos, cámara, solistas, audiciones, con todo tipo de actividades lúdicas, festivas y gastronómicas.
Viva la Música y Santa Cecilia.

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