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¿ES EL MINDFULLNESS UNA TERAPIA?​

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En numerosas ocasiones, en las conferencias que imparto sobre el tema, los asistentes me hacen esta pregunta.
Tengo que afirmar, que esta cuestión es difícil de responder, porque la gente solo espera un sí o un no, y la respuesta no puede ser tan categórica.
En Estados Unidos, sí que se utiliza para mitigar el estrés, la depresión, la ansiedad, el dolor crónico, incluso se enseña a los militares durante las semanas previas a un despliegue. 
Aquí lo utilizan algunos psicólogos como una técnica de relajación, y se hacen debates y congresos universitarios al respecto.
Como palabra proveniente del idioma inglés significa: atención. Lo que implica, que para ejercerlo, es lo primero que tienes que aplicar. 
Se puede definir como: «conciencia que surge al prestar atención, con el propósito enfocado en el momento presente, y acompañado de la compasión». 
Se usa como palabra desde la década los 70 para nombrar la meditación, con el objeto de salvar las reticencias existentes hacia la mística oriental. 
Habría que preguntarse ¿Por qué esas reticencias? Pero ese es tema para otro debate.
Aquellos que hemos practicado durante mucho tiempo la meditación, sabemos que la atención es el primer paso hacia la meditación. 
Y ¿por qué es el primer paso? Porque de ese modo lo que estamos activando es nuestra conciencia.
Un concepto similar budista sería el Sati, «memoria del presente», que describe una de las facetas de la iluminación.
Su práctica debería ayudarnos a comprender tres características fundamentales de nuestra existencia: la impermanencia, la insatisfactoriedad y la ausencia de sustancia permanente.
El Sati es observación sin prejuicios, es como un reflejo en un espejo, refleja solo lo que está sucediendo en el presente y exactamente de la manera en que está sucediendo. 
La observación debe ser completa, y debe incluir tanto lo que sucede a nuestro alrededor, como en nuestro interior, en nuestra psique.
Esto es particularmente complicado, para los principiantes, en el caso de estados mentales desagradables; por ejemplo, para poder observar nuestro propio miedo debemos aceptar el hecho de que tenemos miedo. 
Lo mismo cabe para los estados de agitación, frustración, etc. Previamente debemos aceptar que los tenemos.  
No se puede examinar algo de manera total, si estamos ocupados tratando de rechazar la existencia de ese algo.  Cualesquiera que sean las experiencias que se tengan, el estado de conciencia pura simplemente lo acepta,  simplemente como otro fenómeno vital, otra cosa de la que hay que estar percatado.  Lo que está presente, está presente.
En cuanto al aspecto de compasión del mindfulness, yo lo entiendo como algo mucho más elevado que un estado de empatía hacia quienes sufren. Para mí es algo más que el aspecto moralista de  conmiseración.
Aunque la caridad o la misericordia son dos virtudes esenciales, para mí es sencillamente saber AMAR sin apegos ni rechazos a todos nuestros semejantes.

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