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LA AVENTURA DE CONOCERSE A SÍ MISMO​

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La mayor aventura que el ser humano puede emprender, es la aventura de conocerse a sí mismo.
Toda nueva actividad que realicemos es una aventura, ya sea en el deporte, la política, el arte, la ciencia, etc. Todo aquello que iniciamos es un reto para uno mismo, en cada aventura nos encontramos con nuestra energía, determinación, vacilaciones, etc., por ello toda aventura es un desafío personal. 
Y la aventura de conocerse a sí mismos, es la mayor de las aventuras, porque conocerse a sí mismo requiere como en cualquier aventura del desafío. Porque conocerse a sí mismos no estriba en reconocer nuestro cuerpo o rostro, nuestro nombre y lugar de nacimiento, eso ya se ve en el DNI. El reto real de la aventura es conocer nuestras carencias y como sobrellevarlas. 
Cuando nos implicamos en la búsqueda de nuestro Ser, encontraremos nuestros valores positivos y los negativos más nuestras carencias. No es difícil distinguir lo que de bueno y malo tenemos cada cual, lo difícil es descubrir todas nuestras carencias, es decir, reconocer lo que nos falta. Nos falta descubrir el verdadero amor, nos falta la felicidad, nos falta la serenidad, y un largo etc. 
Vivimos en una sociedad que a preestablecido sus modelos de conducta, sus valores morales, sus condiciones para obtener una vida dichosa, vivimos por tanto encajonados en un modelo de vida donde ya sabemos supuestamente lo que es bueno y malo, lo que es el éxito y el fracaso, la buena ventura y la desventura, pero, seguimos escondiendo nuestras carencias. 
Cuando nos enfrentamos a nuestros límites y condicionamientos, es como encontrar una puerta cerrada, un muro que nos impide expandirnos. Sucede entonces que no sabemos cómo continuar, como seguir nuestro trayecto, nos bloqueamos; y a falta de no saber cómo saltar el muro o abrir la puerta retrocedemos. Cuando retrocedemos se repite una y otra vez la misma historia.
Si la política no avanza recaemos en políticas retrogradas, si no avanzamos en el ámbito social recaemos en los patrones del pasado; y aunque la ciencia y la tecnología avance seguimos abortando nuestro avance humanitario. 
Si la mayor aventura es “conocerse a sí mismos”, es porque en dicha aventura, tendremos que abrir puertas y saltar muros, ¿cómo? abriendo nuestra mente.
Si nuestro “yo” vive siempre en un departamento que conocemos a la perfección, pero, que a la vez nos limita pues el departamento es sólido y rígido y siempre el mismo y siempre muestra los mismos problemas, obviamente que, si nuestro “yo” no sale de su demarcación o departamento, siempre repetiremos las mismas pautas una y otra vez. Por tanto, hay que abrirse, hay que aventurarse hay que dejar nuestro refugio o apartamento del temor, para que nuestra mente pueda si quiera tener una nueva visión que nos abra nuevas puertas y nos permita seguir avanzando, sin tener que repetir una y mil veces la misma historia.
Abrir nuestra mente, es abrir nuevas opciones a nuestro Ser, abrir opciones en la política, en la sociedad, en el arte, la filosofía, etc. y sobre todo es abrirse a sí mismo; abrir la mente para que nuestras carencias si no encuentran abundancia, si encuentren una vía de prosperidad interior.
Damos gracias a L’Expressió, por su labor divulgativa y cultural.

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